¡Cómo nos gustaba jugar a las cartas y siempre jugábamos de compañeros! ¡Qué trampas les hacíamos a mamá y a Carmen!
¡Cuántas noches te llamaba a las 11 para preguntarte por cosas del pasado o cuentos del abuelo! ...
La lista sería interminable, tus consejos, tus riñas, todo papa.
Sé que ahora estás en el cielo porque eras una buena persona y estoy segura de que es un lugar parecido a Mortero, por que tú eras muy feliz allí. También sé que desde allí nos cuidas y que ahora siempre estás conmigo y eso me reconforta un poco. Quiero que sepas que les hablo constantemente a mis hijos de tí y de tu legado para que siempre recuerden a su abuelo.
Gracias por darme tanto y sobre todo por todo el amor que me dejaste, Quiero que sepas que el amor que te llevaste también es infinito,
Te quiero, papá.
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